Obsequios que predicen la catástrofe

Comparto una situación bien curiosa que me ocurrió en mi pasado cumpleaños:

Mi esposo me dio el primer regalo del día: el hermoso libro Alicia Underground de Patricio Betteo, ilustrador y escritor mexicano. El segundo obsequio fue de Diana, una joven ilustradora que me visitó ese día: me dio un separador con la figura de un caballito de mar. Fotografié estos bellos objetos y publiqué la imagen en mi Facebook, debajo de ésta el autor escribió: «El marcalibros te será muy útil, sobre todo en las partes submarinas.»

«¡Qué coincidencia!», pensé, ya que sin acuerdo previo, dos personas me dieron regalos que se complementan. Durante el día no me atreví a revisar el libro, lo dejé intacto. Por la tarde, en presencia de Diana, ocurrió un terrible accidente: se cayó una mesa que tenía varios libros y un vaso con agua; por fortuna, la mayoría tan sólo se humedeció, pero algunos sí quedaron muy dañados. 

Esa noche pensaba iniciar la lectura de mi nuevo libro de la forma convencional, es decir, por las primeras páginas, aunque ahora sé que el texto no es nada común y podré leerlo de distintas maneras. No resistí la tentación de adelantarme y buscar las partes «submarinas» que mencionó Patricio en su comentario. Pronto encontré lo que buscaba y me sorprendió de forma tremenda, copio textualmente el párrafo que leí:

¿Sabes cuál es el peor enemigo de los libros? Algunos dirán que el fuego, otros dirán que los malos escritores. Y escritoras. Yo sigo opinando que el peor enemigo de los libros es el agua. Si por algún motivo no se han hecho pulpa (como le sucedió a mi bitácora íntima después del naufragio), los libros cuando se secan quedan tiesos y arrugados, o bien sus hojas quedan pegadas en una espantosa forma de cuchara. Qué desperdicio.

¡Qué gran casualidad! Supongo que la imagen del separador era un mensaje, una advertencia. También es posible que sólo haya sido una coincidencia, enorme. A mí me gusta pensar que existe una conexión, que hay un poquito de magia, como ocurre siempre con los mejores libros, los que nos encantan.

 

 

 

 

2 thoughts on “Obsequios que predicen la catástrofe”

  1. Es miy cierto lo del agua. Siempre que llueve y veo correr a las personas, algunas bajo sus chamarras, playeras o abrigos, tratan de curbir sus libros. Es una desgracia lo que le ocurrió, espero hayan sido más los libros rescatables que los que no tienen más remedio.

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