Declaración de vida, el primer libro de Xochipilli Hernández

Gracias a las lecturas que me pidieron en la secundaria, durante muchos años pensé que la poesía era incomprensible y aburrida, escrita por gente muy distinta a mí. Ahora mi opinión es diferente; sin embargo, cada vez que abro un libro de este género recuerdo mi adolescencia y pienso: ¿Me va a gustar o será como la tortura de mis profesores?

Dicha interrogante se presentó hace un mes, cuando recibí Declaración de vida (Reverberante, 2020), el primer libro de Xochipilli Hernández. Conseguí el poemario con emoción porque admiro el trabajo que la autora ha realizado en la revista De-lirio, como parte del consejo editorial; además, me entusiasma leer a una egresada de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, que también fue mi escuela.

Desde los primeros versos, comprendí que la lectura resultaría un viaje placentero. Mientras leía, me imaginaba en un avión de papel con varios aterrizajes, donde la naturaleza y el cuerpo humano fueron los destinos principales. En 42 páginas, la autora comparte su declaración de principios, a través de poemas breves y un lenguaje sencillo, tan distinto a lo que me obligaron a leer de joven.  

Los versos de Xochipilli me llevaron a lo más cercano y común, como los edificios, así como a los sitios más lejanos: mares, selvas, desiertos, bosques y volcanes. El tour de palabras contiene múltiples paisajes: de día, noche y madrugada, donde cada verso es una brújula que indica la llegada de pétalos y laureles, pero también de espinas, fuego y cenizas. La ternura y lo salvaje son parte del trayecto.

Declaración de vida es un poemario de amor, con él se puede recorrer el cuerpo humano: cabello, piel, venas y corazón. Agrupa besos, caricias y mejillas ruborizadas, manifestaciones de afecto que van acompañadas de cantos, música, rezos y, en su debido tiempo, silencios.

 ¿En qué época del año se realiza este viaje? ¿A qué hora? En las cuatro estaciones del año. Xochipilli nos lleva por frío y calor, a la “Hora en la que el sol muestra su acuarélica verdad” y “a la hora en que todo conduce al beso”.

Casi al final del poemario, los versos de Xochipilli incluyen gramática y geometría analítica, pero de una forma muy distinta a la que conocemos, al menos, mucho más placentera. Estos temas, que en mi etapa escolar representaron terror, hoy se transforman para dar nuevo significado. Lo mismo ocurrió con la vacuna antipoesía de mi secundaria, ésta pierde efecto con los textos poderosos, como Declaración de vida.

Aquí puedes conseguir el libro

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